Pompeya y una villa romana en México

Venus de Capia

Arte y cultura alrededor de la bahía de Nápoles reproducida en el Museo Nacional de Antropología

La exposición llega a México como parte del programa de intercambio cultural entre Italia y México. Será clausurada el 14 de febrero

Aline Torres
La muestra se desarrolla en torno al arte y cultura convertidos en lujo en la región de Campania, alrededor de la bahía de Nápoles, de donde proceden los objetos en exhibición.

El visitante es recibido por la Venus de Capua, una estatua que sabe superar la frialdad del mármol para cautivar con sus senos redondos y perfectos, hombros delicados, caderas suavemente curveadas y un rostro sereno y armonioso.

Pompeya y Herculano: villas de descanso

La región de Campania se constituyó en centro de descanso para los antiguos romanos. Las ciudades de Pompeya y Herculano destacaron por su intensa actividad cultural de gran atractivo para los aristócratas romanos, quienes desde el siglo II a.C. comenzaron a construir lujosas villas campiranas a las que periódicamente se retiraban durante la primavera y el verano.

Los romanos tomaron de los griegos la arraigada tradición de la residencia campirana como retiro de descanso para la aristocracia. Los pasatiempos preferidos eran la cacería y la gastronomía.

Los gobernadores romanos también hacían uso de estas villas. Se sabe que Julio César, Tiberio, Calígula, Claudio y Nerón tuvieron residencias a orillas de la bahía. Se construyeron tantas que el historiados Estrabón dijo que parecía una sola ciudad continua.

De la sencillez original, y gracias al creciente poder económico de los aristócratas y gobernantes, se construyeron villas cada vez más grandes y suntuosas, donde el lujo y la comodidad competían con el refinamiento.

Las villas contaban con jardines, pasillos, patios, vestíbulos, habitaciones para usos diversos, comedores, baño y cocina.

El escritor y naturalista romano Plinio El Joven, conoció Pompeya y dejó testimonio escrito de aquella buena y verdadera vida que se daba en las villas, y del “descanso placentero que vale la pena, que es mucho más noble que casi cualquier negocio. En su primera oportunidad debe abandonar el ruido, la absurda prisa y todas las preocupaciones vanas: entréguese a los estudios o al descanso”.

Impluvium

Uno de los elementos de las villas romanas que se aprecia en la muestra es el impluvium, espacio rectangular rodeado por un pasillo y columnas, a cuyo centro había un estanque ornamental poco profundo en el que se recogía el agua de lluvia por medio de un tejado dispuesto para tal efecto.

Los muros solían estar adornados con frescos que recreaban escenas mitológicas, paisajes o aspectos de la vida cotidiana. El piso solía ser de mosaico; al estanque lo circundaban esculturas en mármol o bronce, concebidas como ofrendas o simplemente ornamentales.
La vida en las villas de campo

Para dar idea de cómo era la vida en las villas de la Campania, el catálogo de la muestra relata las actividades cotidianas del cónsul Espurina en su casa de campo: “Se levantaba una hora después del amanecer, pedía que lo calzaran y emprendía una caminata de aproximadamente tres millas. Descansaba un poco antes de abordar un carruaje para un viaje de alrededor de siete millas a un hipódromo de su propiedad, con su esposa o amigos. Después de una caminata de una milla, descansaba nuevamente o se retiraba a sus aposentos a escribir, y más tarde salía a caminar desnudo para asolearse y se entretenía lanzando bolas. En seguida tomaba el baño de la tarde. Alguien le leía. Para la cena elegía platos de plata antigua o bronce corintio. Entre platillos, disfrutaba de una escenificación teatral, quizá de una obra de Menandro”.

En la exposición figuran muchos de los objetos utilizados cotidianamente en un modo de vida como el que llevaba el cónsul Espurina: platones, vasijas, cuencos, jarras, lámparas, palanganas, joyería, cascos, yelmos, mobiliario, estatuillas y frescos.

Frescos

Algunos de los frescos que integran la muestra son el “Mural de la Casa del Brazalete Dorado” que representa un jardín con su bebedero para aves, bustos sin brazos y sátiros; “Las tres gracias” que muestra desnudas a las hijas de Zeus y Eurínome.

El fin de Pompeya

La suntuosidad, recreación y esplendor de Pompeya y las otras ciudades de la región de Campania llegaron a su fin a causa de la erupción del volcán Vesubio, el 24 de agosto del año 79.

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